La arquitectura: una disciplina confundida

     ¿Qué es la arquitectura? Nos encontramos entre dos polos: Ver la arquitectura exclusivamente como un quehacer artístico, es decir, con fines estéticos; o verlo como un quehacer científico, y con fines utilitarios. Por esta ambivalencia quizá, intentar definir la arquitectura puede resultar tan dificultoso y contraintuitivo. Ese sería el acercamiento genérico; el de dicotomizar la arquitectura: es o uno o el otro. Se trata, sin embargo, una falsa dicotomía. La arquitectura se presenta como un punto intermedio, como una empresa cuyo propósito es reconciliar logradamente esos dos extremos. 

     Pero, ¿según quién? Algunos modernistas no funcionalistas, por cierto, discreparían con esa visión. Hablemos, como es ineludible hacer, del Pabellón Alemán de Mies van der Rohe. A ver, ¿qué de 'conjugación bien lograda' tiene esta obra, sino, a la inversa, una total obviación del aspecto utilitario? Y ¿no es a la vez el Pabellón una de las obras más loadas en toda la disciplina? Sería mejor verlo como una pieza de escultura consagrada, o algún tipo de arquitectura escultórica, al parecer. A propósito, ¿en dónde trazamos la línea entre arquitectura y escultura?... A quienes verdaderamente les atormenta estos embrollos semánticos (como a este imberbe) les resultará particularmente perturbador saber que en la escultura experimental suelen verse piezas 'utilizables' (intencionalmente o no), como asientos o piezas habitables, que reconocen el espacio y al habitador como elemento artístico. Es decir que ni el arte de la escultura (supuestamente comprometido única y 'desinteresadamente' a la belleza) es ajena a cuestiones utilitarias. Y de ahí a la labor arquitectónica un paso es.

     Por otro lado, ¿no hay toda una tradición en la arquitectura de incluir obras de ingenieros como obras de valor arquitectónico, y hasta de considerarlos arquitectos, se consideraran ellos tal o no? El propio Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico sintió la necesidad de aclarar la relación entre ingenieros y arquitectos en su brochure informativo, planteando las siguientes preguntas: "¿Cuál es la diferencia entre un arquitecto y un ingeniero? ¿Hacen lo mismo?", y "¿Por qué contratar a un arquitecto en lugar de un ingeniero?" El hecho de que la gente hoy día se pregunte si en realidad necesitan contratar arquitectos para gestionar su proyecto, también dice mucho sobre la imagen ambigua que existe de la disciplina.  Sabemos que, aunque sin duda distintos, el ingeniero y el arquitecto no juegan en campos totalmente diferentes, y muchas veces está algo desdibujada la línea que los distingue.

     Curiosamente, la gente no suele plantearse -fuera quizá de círculos esotéricos de la academia- en qué se distinguen la escultura y la arquitectura. Diferencias hay, y bien definidas por tradición y formación; no seamos ingenuos. Mas siendo al fin y al cabo ésta una cuestión de conceptos arbitrarios pero útiles con el propósito de categorizar la realidad, las divisiones no han de ser siempre tan nítidas como pretendemos. Gravísimo error sería el de intentar moldear la realidad a nuestras palabras anticuadas. El lenguaje se debe adaptar a la realidad, y describir los fenómenos que ocurren de hecho. Cuando una palabra no cumple esa función, o la descartamos o la redefinimos. 'Arquitectura' es un término paraguas, que no un término fijo, como ya nos es evidente. Ella en realidad señala vagamente las empresas espaciales que abordan la cultura material a mediana escala, sean de inclinaciones artísticas o utilitarias. Es innegable la existencia de una arquitectura escultórica más 'desinteresadamente' artística, un arte arquitectónica con su propio campo de exploración estética: el espacio. Lo mismo con las corrientes técnico-matemática, sociopolítica, sicológica, sociológica y filosófica. No podemos relegar estas realidades a la periferia sólo porque no encajan en nuestro imaginario de esta empresa: hacer arquitectura/la arquitectura es arte, construcción, discurso político, afectividad, cultura, y ética y metafísica. Vemos que la arquitectura es una disciplina confundida. Mas reside ahí, justamente, su unicidad. Su sujeto de estudio -las relaciones humano-ambiente a mediana escala- implica transdisciplinareidad: ella es una disciplina de síntesis epistémica. [1] Esa ambigüedad es la que le permite oscilar tan cómodamente entre las expresiones artísticas más sublimes y puras, la ingeniería matemática más rigurosa, y el urbanismo más ideológico, concienzudo y filosófico. Qué delicia.


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Notas al calce:

[1] Como geógrafo en formación, es imposible no percatarse las similitudes entre estas dos disciplinas. La geografía es también otra ciencia destinada a sufrir de una eterna crisis de identidad por ser tan abarcadora (aunque no llega a la dimensión del arte). La geografía tiene el mismo sujeto de estudio que la arquitectura pero a grande escala (es decir, las relaciones humano-ambiente, con la excepción de la 'cultura material', pues el lente geográfico muchas veces la rebasa); también es una ciencia sintética y por lo tanto inherentemente multidisciplinaria. Quizá por esto vivo enamorado de la arquitectura, aunque estudie geografía.

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